Amanda Mars / El País
Una subasta de 1.100 pisos con descuentos de hasta el 60%.
Esa es la oferta que lanzó la nacionalizada Bankia para acelerar el
“drenaje” de los activos inmobiliarios que se quedó en prenda cuando los
clientes dejaron de pagar las hipotecas. El Sabadell anunció la semana
pasada otras rebajas de guerrilla. Los precios de la vivienda
registraron en el tercer trimestre de 2012 la mayor bajada desde el pinchazo de la burbuja
(un 9,3% interanual), según el Ministerio de Fomento. Y es que el
mercado del ladrillo se revuelve: el sector financiero acelera la venta
los restos del naufragio porque la reforma financiera les obliga a
contabilizar más pérdidas de su cartera de créditos inmobiliarios, con
lo que les deja manos libres para vender barato porque ya se han
registrado esas caídas de valor en sus cuentas. Y Sareb, un juego de
siglas que da nombre al banco malo impulsado por el Gobierno
para tomar los activos tóxicos de la banca rescatada en un plazo máximo
de 15 años, busca espolear las ventas.
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