Con
cariño y solidaridad, al talento, honradez y profesionalismo de Víctor
Roura.
El amago
y el cerco que impuso
el presidente Felipe Calderón al PRI con una reforma laboral –con el nuevo
carácter de “preferente”- se le revirtió. Sin comisiones para su discusión, colocó en la
tribuna de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión una iniciativa
preferente de reforma, que debe ser aprobada en un plazo máximo de 30 días en
una “cámara de origen” –a la que llegó primero- y en otros 30 en la
cámara revisora –a la que se envía para su revisión, aprobación, modificación o
rechazo-. Es decir la Cámara de Senadores.
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