Alejandro Nadal / La Jornada
La agricultura mexicana
es el corazón de la economía y de cualquier estrategia de desarrollo
sustentable. Es un espacio productor de alimentos y materias primas, es
el principal generador de empleo y sus productores realizan un trabajo
crucial de protección ambiental. En nuestro país es especialmente
importante el papel de los productores más pobres en la curaduría de la
agro-biodiversidad y de los recursos genéticos, especialmente del maíz.
Sin embargo, desde hace ya muchos sexenios el sector agrícola ha sufrido
un fuerte castigo. Quizás el ataque más artero provino del Tratado de
Libre Comercio para América del Norte.
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