Por Jorge A. Castañeda Morales - El Economista
La semana pasada escribí sobre la apremiante necesidad de una reforma fiscal en la próxima administración, probablemente en el 2025. Aunque el gobierno saliente y el equipo de la candidata puntera en las encuestas afirman lo contrario, la necesidad de esta reforma es cada vez más evidente y las opciones son limitadas.
El lunes, el secretario de Hacienda afirmó en una reunión en Washington que el déficit de este año, 5.9% del PIB en los Requerimientos Financieros del Sector Público, será transitorio y que solo se debe a la inversión para terminar los proyectos insignia, por lo que la próxima administración no tiene de qué preocuparse y que no necesitaremos reforma fiscal.
Ojalá fuera el caso, pero las cifras no dan. Un recorte de 2.9% del PIB, como lo plantean los Pre-Criterios de Política Económica 2025, es el equivalente a aproximadamente a 580,000 millones de pesos, unos 35,000 millones de dólares. El presupuesto reportado para este año en estos proyectos insignia —Dos Bocas, Tren Maya e Interoceánico— a lo mucho llegará a los 10,000 millones.
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