viernes, 19 de abril de 2024

LA REBELIÓN VIOLENTA DE ENCINAS

  • Ayotzinapa es una pesadilla para el Presidente, que no quiere heredar al próximo gobierno. La investigación que encargó a Encinas no llevó a nada sustancialmente distinto a lo que hizo el gobierno de Enrique Peña Nieto.

Raymundo Riva Palacio - El Financiero

Hace ya casi un año que Alejandro Encinas, que por lustros caminó junto a Andrés Manuel López Obrador, cayó de la gracia del Presidente. El crimen contra los 43 normalistas de Ayotzinapa que los unió en la campaña presidencial y con sus promesas levantaron altas expectativas de que los encontrarían y sabrían la verdad de lo que les sucedió la noche del 26 de septiembre de 2014, también los separó. Hoy no sólo hay distanciamiento sino una ruptura que se ha ido profundizando en las últimas semanas.

La violencia de los normalistas de Ayotzinapa en los primeros días de marzo comenzó este proceso. En esas manifestaciones varios jóvenes derribaron una puerta de Palacio Nacional en protesta por el estancamiento en la investigación sobre la suerte de los normalistas. Ese mismo día, López Obrador dijo que era un movimiento en contra de su gobierno, “un plan de provocación clarísimo”. En los días subsiguientes, dentro de Palacio Nacional se responsabilizó a Encinas por los hechos, por haberles allegado recursos para que se movilizaran y alentado la protesta.

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