Orlando Delgado Selley / La Jornada
Las universidades
pueden jugar un papel relevante en la mejora de las condiciones
sociales. Pueden ser parte de procesos de transformación social
ofreciendo soluciones a problemas decisivos. Para ello hace falta que
resuelvan adecuadamente grandes desafíos, como el de la calidad y
pertinencia de lo que se enseña, la necesidad de ampliar la movilidad
internacional de estudiantes y profesores, y el mantenimiento de la
estabilidad interna. Otros retos que enfrentan las universidades, como
contar con los recursos necesarios para su funcionamiento o ampliar
sustancialmente su capacidad de admisión de nuevos estudiantes, exigen
la participación de los agentes estatales.
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