José Luis Leal / El País
A lo largo de las últimas semanas se han producido noticias económicas
positivas: el empleo ha mejorado, el paro ha disminuido, las
exportaciones, aunque a duras penas, se mantienen, los ingresos
presupuestarios aumentan, etcétera. Son buenas noticias, pero hay que
interpretarlas con prudencia ya que el crecimiento de la economía, aun
siendo positivo, no alcanza el vigor suficiente para absorber la inmensa
bolsa de paro existente. A pesar de ello, es posible sumarse a la tesis
de que el crecimiento de la economía tiende a acelerarse suavemente: de
algo menos del 1% pronosticado hace unos meses para este año hemos
pasado a un 1,5%. Muchos analistas —aunque no el Fondo Monetario
Internacional (FMI)— piensan que el año próximo, si no ocurren
cataclismos económicos o políticos dentro o fuera de nuestras fronteras,
podríamos alcanzar cifras superiores al 2%, llegando así lo que parece
ser, hoy por hoy, el techo previsible de nuestro crecimiento a medio
plazo.
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