Enrique Del Val Blanco / Excélsior
El día de
ayer terminaron 12 años de una terrible ineficiencia gubernamental. El PAN de
plano no supo cómo gobernar en tantos años y por todos lados deja un reguero de
situaciones explosivas que deberá resolver el nuevo gobierno.
Dentro de
esta ineficiencia destacan los pobres resultados en la lucha contra la
corrupción, ya que nunca fue un tema central de sus políticas. Varios de los
diferentes secretarios nombrados para la Función Pública pensaron que era un
mero trampolín para “cargos más importantes”. No se les puede acusar de ser
partícipes de los hechos corruptos, pero sí de lenidad por no haber hecho su
tarea como debían.
El
gobierno que terminó el día de ayer se la pasó todo noviembre proponiendo
acciones nuevas, inaugurando obras inconclusas e incluso asistiendo a eventos
deportivos en otros países, sin tener el menor recato ante la investidura que
tenían. Y el último secretario de la Función Pública también aportó su granito
de arena a esta ineficiencia generalizada.
Hace una
semana, muy orondo, declaró que no encontró irregularidades al investigar los
trámites y permisos otorgados a la empresa Walmart en México para la apertura
de sucursales. Textualmente dijo: “tuvimos que auditar a muchas secretarías y,
hasta ahora, no hemos encontrado cosas relevantes como para dar una opinión
fuerte en contra de Walmart”.
Verdaderamente
sorprende la declaración de dicho secretario, ya sea por su cinismo o por su
incapacidad para investigar un asunto que no era nada difícil, gracias a los
datos aportados por varios medios de comunicación, principalmente el periódico The
New York Times.
En su
edición del 21 de abril del presente año, el diario citado publicó los
resultados de una profunda investigación sobre la corrupción promovida por la
empresa para obtener permisos para establecer tiendas en varios estados de la
República.
Da
nombres concretos de las personas que intervinieron, como es el caso del señor Sergio
Cícero Zapata, que trabajaba en la empresa y quien declaró haber avisado a
los abogados de la matriz cómo fue el soborno que se entregó, ya que él
participó directamente en los hechos. También dio nombres de los gestores que
utilizó y brindó los nombres de quienes habían recibido los cohechos por parte
de las diversas instancias gubernamentales. El periódico tuvo a la mano decenas
de documentos de la empresa que relatan los hechos. Se sabe que durante los
años 2004 y 2005 el director de la empresa en México tenía pleno conocimiento
de los mismos y, quizás gracias a ello, fue promovido a vicepresidente de la
compañía en Estados Unidos. Como decimos en nuestro país, “sabía cómo hacerlo”.
Las
autoridades norteamericanas están investigando a Walmart por posibles
violaciones a la Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero, y la empresa ha
proporcionado toda la información a dichas autoridades, reconociendo que sí
hubo sobornos, pero sólo se trató de “casos discretos”. Seguramente, a pesar de
haber sido casos discretos, serán sancionados, y severamente, más aún cuando
este mes acaban de destapar más corrupción de la empresa en la India.
¡Cómo es
posible que la autoridad mexicana se atreva a declarar que no encontró nada
relevante y cierre el caso! Si tan sólo hubieran leído la nota del New York
Times, habrían pedido la información que tienen las autoridades
estadunidenses y habrían citado a declarar a todos los involucrados en nuestro
país, cuyos nombres y apellidos están en la columna del periódico; no hubieran
tenido la necesidad de investigar en varias secretarías de Estado. Es un claro
caso de ineficiencia, que da pie a la decisión del nuevo gobierno de cerrar
dicha secretaría, por la incapacidad de sus funcionarios a quienes también
habría que aplicarles la ley.
En México
no hace falta crear más leyes para el combate a la corrupción, lo único que se
necesita es aplicar las disposiciones legales vigentes sin excepciones y éste
sería otro país en esta materia.
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