Silvia Ribeiro*/ La Jornada
El 21 de diciembre 2012
marcó el inicio de un nuevo baktún, un periodo de 394 años solares,
según la cuenta larga de los mayas y su sofisticado conocimiento
astronómico. En una época donde la cultura dominante banaliza todo, el
momento se cargó de significados contradictorios, para algunos el
fin del mundo(ante la falta de sentido, el apocalipsis vende), para otros el inicio de una
nueva era, o simplemente, un momento de reflexión. Para los pueblos que aún conservan una relación de respeto con la tierra y el entorno, el tiempo es definitivamente mucho más que un sexenio, no es lineal, la memoria colectiva y el horizonte común abrazan el presente, justamente, siempre presentes.
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