lunes, 24 de diciembre de 2012

MÁS QUE BUENOS DESEOS

Oscar Pimentel / Eje Central
A fuerza de la inercia que se repite cada año y de los mensajes de los medios de comunicación, rigurosamente programados con la suficiente y oportuna anticipación, el espíritu navideño termina por establecerse en  nuestra vida cotidiana. De pronto todo es solo navidad y año nuevo; todo se mueve en torno a la idealización de los momentos clímax de la cena navideña y del crucial instante de las doce horas del último día de  este año y las cero horas del próximo. Y después lo mismo: el regreso al trabajo, a la escuela y a la misma rutina. Cambia algo? Nada …o casi nada.

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