Xavier Vidal-Folch / El País
Con las
excepciones honestas de rigor, la gran banca internacional, europea y
norteamericana, se ha convertido en la cueva de Alí Baba y sus cuarenta
ladrones.
Primero fue la británica
Barclays, que pagó su conducta corrupta incluso con las dimisiones
de su presidente y de su consejero-delegado, el lenguaraz Bob Diamond.
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