Antonio Caño, Washington / El País
Con
muy poco, sin propuestas claras para resolver los problemas económicos ni
golpes de efecto memorables, Mitt Romney consiguió en el primer
debate electoral replantear los términos de esta campaña. Desde hoy
empieza otra carrera, una en la que Barack Obama parece vulnerable y el
candidato republicano, una opción creíble. Más que mérito de Romney, el giro
hay que atribuírselo al propio presidente, en una noche realmente
desafortunada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario