El negocio bancario en México ha llamado la
atención. Es ‘miel’ para unos cuantos y ofrece un potencial del que ya se hacen
cuentas. Ese futuro promisorio cambiará el reparto del pastel, tarde o
temprano. Le digo porqué.
Hasta
ahora los mayores bancos del país –no hay que olvidar que cuatro de los cinco
bancos que detentan el 72% de los activos del sistema son propiedad de extranjeros-
han obtenido elevados beneficios solo atendiendo a una porción limitada del
mercado y con una política crediticia sumamente conservadora, sin asumir
grandes riesgos.
En pocas
palabras, las filiales en México que poseen los grandes bancos del mundo son un
negocio muy rentable, ‘cómodo’ para sus accionistas, y que representan un
respaldo formidable en la actual coyuntura de crisis en la que están sumidas la
mayor parte de sus matrices en sus mercados de origen. En ese sentido, México
no podría ser mejor mercado.
Sólo hay
que echar un vistazo a los resultados que obtuvieron estos grandes bancos para
confirmarlo. En los últimos 12 meses BBVA Bancomer obtuvo una tasa de
rentabilidad (ROE) de 20.4%; Santander, 19.3%; Banorte, 16%; Banamex, 9.5%; y
HSBC, 5.7%; generando ganancias acumuladas netas en el año por 39,916 millones
de pesos a julio pasado, lo que representa un incremento de 29% respecto de los
primeros siete meses de 2011 y el 77% de las ganancias netas totales del
sistema. Un negocio lucrativo que se magnifica tomando en cuenta los bajos
niveles de riesgo de la cartera del negocio y que, con razón, envidian las
matrices del BBVA, del Citibank, o del Santander.
Por esos
resultados que obtienen los bancos en México es que Santander, el mayor banco español,
decidió vender la semana pasada en las bolsas de valores de Nueva York y México
una cuarta parte de las acciones de su filial mexicana con resultados que eran
de esperarse: Las acciones tuvieron una alta demanda y se vendieron a precios
elevados obteniendo más de 4,100 millones de dólares por la operación, lo que
valoró al banco en poco más de 16,500 millones de dólares.
Con estos
resultados ya se especula que el canadiense ScotiaBank –se ha mencionado
también al español BBVA- estaría preparando una operación similar aprovechando
las bondades del mercado mexicano para, con esos recursos, capitalizar su
matriz y apuntalar nuevos negocios en otras latitudes.
Si con
todo esto México es ya un ‘paraíso’ de generación de beneficios para los
grandes bancos asentados aquí, déjeme decirle que el potencial es aún mayor
hacia el futuro cercano si se toma en cuenta las buenas expectativas de
crecimiento económico para los próximos años que potenciará a la clase media,
la aún escasa penetración de crédito bancario en el sector empresarial, y la
aún baja bancarización y presencia de servicios bancarios en la geografía del
país.
Así que
un sector tan suculento no puede pasar desapercibido como para que entre tan
pocos se repartan el ‘pastel mexicano’, sobre todo cuando en términos de
precios, de calidad de servicios y de productos hacia el cliente, la
participación de los actuales bancos extranjeros asentados en el mercado local
no han ofrecido los resultados esperados.
Por eso
–por el enorme atractivo del mercado mexicano- es muy probable que veamos más y
nuevos jugadores -mexicanos y extranjeros- participando que modificarán el
actual reparto del negocio bancario en el país.
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