jueves, 4 de octubre de 2012

FÓSILES, CLIMA Y PODER

John Saxe-Fernández / La Jornada
La radicalización de la derecha republicana y el fulminante rechazo del poderoso cabildo fósil (carbón, petróleo, gas) a cualquier cambio del patrón energético vigente ayuda a explicar, en parte y más allá del racismo y clasismo, la enardecida y multimillonaria campaña contra la relección de Obama, quien dio continuidad a las políticas de seguridad doméstica e internacional de Bush/Cheney luego del 11/9, como el espionaje generalizado y sin autorización legal de la Agencia Nacional de Seguridad; la usurpación de funciones judiciales con la renovación de las comisiones militares y la permanencia de Guantánamo como prisión y a los postulados de la guerra preventiva. De inicio avaló el sangriento esquema de intervención/desestabilización a la rápido y furioso (Plan Colombia, Iniciativa Mérida) cuyo ADN se remonta al Texas de 1836, a la counterinsurgency de la guerra fría y a la ocupación de Latinoamérica con más bases en áreas de interés empresarial y geopolítico. Detuvo la tortura, pero acentuó el uso de fuerzas especiales, cuyo despliegue pasó de 60 a 120 países y proliferan las ejecuciones extra-judiciales con drones en ultramar, superando a Bush en misiones y bajas civiles. El quebranto del derecho internacional vía drones, globalizó un peligroso estado de excepción que lleva la no ley a cualquier rincón del planeta: una invitación al caos en las relaciones de poder internacional en momentos de crisis, transición hegemónica y creciente conflictividad por el control de recursos naturales escasos.

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