Gregorio Vidal* | El Universal
Desde hace semanas el tema de la reforma laboral ocupa un sitio destacado en medios de comunicación y en múltiples espacios de la sociedad. Se discute en el Congreso de la Unión un proyecto presentado por la administración federal que reforma, adiciona y deroga diversas disposiciones de la Ley Federal del Trabajo. La Cámara de Diputados concluyó a final del mes pasado la discusión y aprobó la propuesta presentada por la administración federal. En estos días el balón está en el terreno del Senado de la República. Entre los defensores de la propuesta se insiste en la necesidad de flexibilizar el mercado de trabajo, afirmando que es una condición para la ampliación del empleo formal.
Desde hace semanas el tema de la reforma laboral ocupa un sitio destacado en medios de comunicación y en múltiples espacios de la sociedad. Se discute en el Congreso de la Unión un proyecto presentado por la administración federal que reforma, adiciona y deroga diversas disposiciones de la Ley Federal del Trabajo. La Cámara de Diputados concluyó a final del mes pasado la discusión y aprobó la propuesta presentada por la administración federal. En estos días el balón está en el terreno del Senado de la República. Entre los defensores de la propuesta se insiste en la necesidad de flexibilizar el mercado de trabajo, afirmando que es una condición para la ampliación del empleo formal.
La situación de los trabajadores asalariados y de los que laboran en el
espacio de la economía informal no se ha caracterizado por mejoras en
años recientes. El salario medio de los que cotizan al Seguro Social no
se ha incrementado de 2005 a 2011, ni tampoco hay mejoras en el salario
mínimo. Es una situación radicalmente diferente a la que se reporta en
Argentina, Brasil y Uruguay. Otros indicadores sobre las condiciones del
empleo en México confirman que existe una situación sumamente grave. La
cantidad de trabajadores que tiene condiciones críticas de ocupación
sigue incrementándose. Son trabajadores que laboran más de 48 horas a la
semana con ingresos de hasta dos salarios mínimos, o aquellos con
jornadas de más de 35 horas e ingresos inferiores a un salario mínimo,
más los que trabajan menos de 35 horas por razones ajenas a su voluntad.
Para agosto de 2012 representan el 11.82% de la población ocupada, lo
que equivale a 5 millones 800 mil trabajadores. El común denominador de
estos ciudadanos es que tienen condiciones inadecuadas de ocupación que
no les permiten contar con recursos suficientes para una vida digna, no
obstante su consistente esfuerzo laboral.
Los resultados de la Encuesta nacional de ocupación y empleo que el
INEGI dará a conocer en el mes de noviembre del año en curso incluirán
una gran cantidad de asalariados que laboran más de 40 horas a la
semana, otros con jornadas menores a 15 horas y un amplio universo de
ocupados en el sector informal o de trabajadores por cuenta propia y un
número importante de quienes laboran sin recibir renumeración. Es un
universo que en ningún sentido se corresponde con lo establecido en la
Constitución sobre el carácter del salario y las condiciones del mundo
laboral según se definen en el artículo 123. Las reformas a las leyes
secundarias deben enmarcarse en lo establecido en la Constitución.
Precisan, establecen los medios para su cumplimiento.
Otros datos sobre las condiciones del empleo en el país completan un
escenario inadecuado para propiciar un crecimiento sostenido de la
economía. En el Informe sobre el desarrollo mundial 2013 del Banco
Mundial, cuyo tema es el empleo se destaca que México es el país en el
mundo que tiene el mayor número de emigrados en años recientes, con más
de 10 millones de personas. También se señala el notable impacto de la
recesión global de años pasados que implicó una reducción de medio
millón de empleos entre 2008 y el segundo trimestre de 2009 y una caída
de 10% en el salario real. Es un país en el que los cambios y posibles
disminuciones en materia de pobreza extrema no se asocian al ingreso por
empleo. Como
se observa en la gráfica adjunta, en el sector servicios cerca de tres
quintas partes del total de ocupados labora en microempresas. En la
manufactura son más de dos quintas partes. Ambas cifras son
considerablemente mayores al promedio de los países industrializados.
Según el Banco Mundial, los cálculos sobre los empleados en el sector
informal pueden oscilar entre 50% y 62% del empleo total dependiendo de
la definición que se utilice.
Los trabajadores de las microempresas, como los empleados por cuenta
propia y aquellos que trabajan en unidades económicas no agropecuarias
operadas sin registros contables y que funcionan a partir de los
recursos del hogar o de la persona que encabeza la actividad no son tema
de la reforma laboral. En estos casos no se aplica el contrato a
prueba, el trabajo por horas, el de carácter temporal, los subcontratos.
Estas modificaciones conciernen al reducido espacio de las medianas y
grandes empresas y sin duda hacen posible una precarización para los que
laboran en estos espacios. Pero también angostan más las condiciones
del crecimiento de la economía. Seguir reduciendo de esta manera los
costos laborales mina las condiciones del crecimiento, propicia la
desintegración social y puede cancelar el desarrollo.
* El autor es profesor titular del Departamento de Economía de la UAM Unidad Iztapalapa
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