El responsable de la Universidad Nacional Autónoma de México, institución educativa más grande del mundo exige soluciones drásticas para un país con cinco millones de analfabetos
Si a cualquier prohombre de México con ambiciones de gestión pública
entre las ciencias, las letras o el mundo académico le preguntan qué
prefiere, si ser ministro del Gobierno de su país o rector de la Nacional Autónoma de México
(UNAM), elegiría lo segundo. La universidad más grande del mundo, con
más de 300.000 alumnos, que se elevan a cerca de medio millón si se
cuentan doctorandos y otros matriculados de bachillerato, es todo un
referente en el mundo latinoamericano e hispanohablante.
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