Isabel Cruz / el Financiero
En 2007, el índice global de precios de alimentos dejó de tener
tendencia a la baja, es decir, los alimentos dejaron de ser baratos. La
crisis alimentaria que se suscitó con esto, previa a la crisis
financiera de 2009, evidenció para muchos países, incluido el nuestro,
la necesidad de cambiar las políticas alimentarias, ya que
aquéllos países en vías de desarrollo dependientes de la importación de
alimentos, experimentaron un aumento del hambre o la pobreza extrema
entre su población.
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