Los más conservadores temen que las tesis del francés remodelen el paisaje político
El economista francés Thomas Piketty
ha conseguido, con su monumental obra, lo que ninguno de sus colegas
antes: introducir la desigualdad en el frontispicio de la política
económica del siglo XXI, tras largas décadas de ser orillada por la
economía neoclásica, que la consideraba una característica natural del
capitalismo de segundo orden. A partir de ahora, en la memoria económica
de cualquier medida que se tome habrá que introducir, además del factor
de su coste, o de sus consecuencias ambientales, el de si beneficia o
perjudica a una distribución de la renta y la riqueza desbocada a favor
de los poderosos.
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