jueves, 19 de junio de 2014

¿QUÉ NOS PASA?

Adolfo Sánchez Rebolledo / La Jornada
Cuando la marea futbolística descienda a su nivel nos encontraremos, otra vez, en ese claroscuro del país que no acaba de definirse. Más allá de los brillos mediáticos, del melodrama nacional en pos de la pelota, de la gloria alcanzada gracias a las habilidades reconocibles de los jóvenes deportistas y su nueva mentalidad, el Cielito lindo no será suficiente para marcar el derrotero del día después. Los aficionados regresaremos sin más a la triste condición de ciudadanos incompletos, aturdidos entre el ruido ensordecedor del reformismo ciego y el estancamiento secular hecho costumbre, rutina mental. Brasil quedará muy lejos y con él la ilusión de ser un poco más felices.

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