domingo, 29 de junio de 2014

CRECIMIENTO

Luis Rubio / El Siglo de Torreón
México está padeciendo las consecuencias de todas las crisis que sufrió de los setenta a los noventa. Esa es la conclusión a la que llegó un panel de discusión sobre las causas del pobre desempeño económico*. El planteamiento principal es que los mexicanos no le creen al Gobierno y suponen que ningún cambio los va a beneficiar porque todo está sesgado para preservar los privilegios de unos cuantos ("los de siempre"). Es decir, más allá de asuntos técnicos, detrás de la parálisis que caracteriza a la economía mexicana y a sus ínfimos niveles de productividad promedio, lo que hay es una profunda desconfianza de la población en su Gobierno y en las instituciones. De ser válida esta conclusión, las reformas que ha promovido el Gobierno no van a resolver nada porque ahí no radica el problema.

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