Alejandro Hernández / El Financiero
Ninguna monarquía en el mundo es tan cara como las monarquías sexenales mexicanas.
Antes lo eran las presidenciales. Ahora abundan las estatales.
Desde
su origen, la figura de monarquía sexenal de facto tuvo peculiares
características: no se heredaba el poder a un familiar, sino a un
favorito, pero sí se heredaban a la familia los haberes obtenidos
durante los días de gloria.
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