Salvador García Soto / 24 Horas
El efecto no deseado de la guerra contra las drogas emprendida en el
sexenio pasado no fueron sólo las miles de muertes de civiles inocentes
que fallecieron por la violencia de esta lucha, (a los que
insensiblemente el gobierno de Calderón llamó “daños colaterales”) sino
la pulverización de atomización de los cárteles de la droga, que de ser
cuatro o cinco grupos que se repartían el país, pasaron a convertirse en
decenas de grupos delictivos como resultado de la estrategia
calderonista de capturar y matar sólo a los capos que los encabezaban.
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