Jorge Zepeda Paterson / El Universal
El Partido Acción Nacional ha pasado de la gloria al infierno. No sólo porque se degradó de primera a tercera fuerza política, también porque la derrota ha dejado un terreno minado en su propio cuartel. Están divididos y están débiles. Les quedan apenas cuatro gubernaturas de las 32 (Guanajuato, Sonora, Baja California, Baja California Sur, aunque esta última el gobernador es panista sólo de nombre; similar caso al de Puebla y Sinaloa). Y este año podrían perder Baja California. Peor aún, la hegemonía del partido podría pasar del calderonismo al yunquismo.
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