viernes, 21 de diciembre de 2012

EN LA TARAHUMARA, DESNUTRICIÓN ASESINA



Patricia Mayorga / Proceso
El hospital de Guadalupe y Calvo, Chihuahua, es como una franquicia del infierno: cama tras cama hay personas –sobre todo niños– con tuberculosis, neumonía, gastroenteritis y toda clase de infecciones que en otros lugares son curables. Aquí no. No hay personal ni equipo médico ni medicamentos suficientes, y se vive con la amenaza permanente del crimen organizado. La mayoría de los pacientes son indígenas y sus múltiples padecimientos en realidad son uno solo: la desnutrición. La pobreza extrema azota a la Tarahumara junto con la violencia y uno de los climas más inclementes del país; en esas condiciones la ayuda médica y alimentaria no llegan a la región

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