Bernardo Barranco V./ La Jornada
Científicos, astrónomos
e investigadores han rechazado la idea del fin del mundo, supuestamente
vaticinada por los mayas entre el 21 y el 23 de diciembre próximos. En
diferentes partes del mundo han centrado su atención y preocupación por
las predicciones de una cultura mesoamericana importante, de la que
recién se repara en su existencia y legado. El pánico
ha crecido moderadamente en algunas regiones del planeta. Por ejemplo,
en Rusia, tuvo que salir el primer ministro, Dimitri Medvedev, a
desmentir la información de cataclismos y calmar a la inquieta
población. En China también se han sucedido compras de pánico y las
autoridades han perseguido a una secta de origen cristiano llamada
Iglesia de Dios todopoderoso, que persuade a sus miembros a entregarle todos sus bienes para prepararse para el apocalipsis que, según ellos, se acompañará de la segunda llegada del Mesías, en forma de mujer china. Compras de víveres, construcción de refugios que soporten hecatombes y maremotos, así como las reservaciones en la Riviera Maya están al tope esos días, ya que al parecer florece el turismo apocalíptico de aquellos ciudadanos que quieren ver el fin del mundo en primera fila.
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