Luis Linares Zapata - Periódico La Jornada
Muy a pesar de los muchos diagnósticos de su muerte, el neoliberalismo sigue con vida. Y muy a pesar también de sus malos augurios, todo indica que seguirá entre nosotros por largo periodo.
¿A qué se debe su resistencia y hasta mejoras cuando, bien se ha documentado, el enorme daño que ha causado? En especial sus perjuicios anidan, con detalle, dolor y en todo el mundo, entre los de abajo. No hay, prácticamente ninguna región del orbe que escape a sus modalidades más nefastas. Pero, muy a pesar de ello, permanece vigente como una pesada envoltura ideológica y con modos prácticos, muy arraigados, de accionar en la vida cotidiana de los distintos pueblos.
Trátese de métodos de evaluación de la enseñanza escolar o como criterios para conducir el registro empresarial. Baste una mirada, aunque sea superficial, a los indicadores que se publican para catalogar las acciones en bolsa o el mérito de una escuela, la calidad de la salud o el criterio para asignar pensiones. Ahí se pueden encontrar, casi intactos, los valores y las señas que coadyuvan para escoger dónde estudiar, el hospital dónde curarse o qué acciones comprar.
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