Jorge Zepeda Patterson - Diario de Yucatán
Puede entenderse la molestia del presidente Andrés Manuel López Obrador frente al impacto político y jurídico que representan las acusaciones contra la ministra Yasmín Esquivel. La denuncia de un posible plagio de tesis de licenciatura ha sido leída en Palacio Nacional como un ataque al proyecto de la 4T.
Si López Obrador está convencido que los incidentes del Metro son producto de un sabotaje con fines político-electorales o el atentado a Ciro Gómez Leyva un intento de desestabilizar a su gobierno, con mayor razón asume que las denuncias en contra de la ministra están encaminadas a dañarlo: fue días antes del relevo de presidencia en la Corte, a la cual aspiraba Esquivel, y el medio utilizado fue Guillermo Sheridan, un conocido crítico del presidente. Y en efecto, lo han dañado. Yasmín Esquivel es uno de los tres ministros (de once) quien, en palabras del propio AMLO, están a su favor; la mera posibilidad de ser inhabilitada sería un descalabro, por no hablar de que era su candidata para sustituir al ministro Arturo Zaldívar, quien presidía la Corte, y se consideraba aliado de Palacio Nacional.
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