En 1955, los ricos de EE UU pagaban la mitad de su renta en
impuestos. Hoy abonan menos de la quinta parte, lo que explica su
extravagancia
Los progresistas hablan de circunstancias; los conservadores, de carácter.
Esta línea divisoria intelectual es más evidente cuando el tema es la
persistencia de la pobreza en un país rico. Los progresistas aluden a
los salarios reales y a la desaparición de puestos de trabajo que
ofrecen remuneraciones de clase media, así como a la constante
inseguridad que produce el no disponer de trabajo o activos fijos. Para
los conservadores, sin embargo, todo se reduce a la falta de ahínco. El
portavoz de la Cámara de Representantes, John Boehmer, afirma que la
gente está convencida de que “realmente no tiene que trabajar”. Mitt
Romney acusa a los estadounidenses con rentas bajas de no estar
dispuestos a “asumir su responsabilidad personal”. E incluso después de
declarar que en realidad los pobres no le interesan, el represenrante
republicano Paul Ryan atribuye la persistencia de la pobreza a una falta
de “hábitos productivos”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario