Gabriel Casilllas / El Financiero
Considero que la reforma fiscal que se instrumentó a inicios de este año
tendrá efectos positivos en la economía mexicana en el mediano plazo.
Por un lado, un beneficio indirecto, pero relativamente sencillo de
visualizar, será la inversión y generación de empleo que detonará la
reforma energética. Un objetivo de la reforma fiscal fue disminuir la
carga fiscal de Pemex y substituirla –en el tiempo-, por más recaudación
no petrolera y poder lograr la aprobación de la reforma energética. Por
otro lado, un beneficio directo, pero menos evidente, serán las menores
tasas de interés que se pueden lograr a partir de que la mayor
fortaleza fiscal permita que eventualmente México obtenga un aumento de
su calificación crediticia.
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