Las personas a las que el Gobierno de Lula sacó de la pobreza
decidirán con su voto el resultado de las urnas el próximo 5 de octubre
María Martín /
São Paulo / El País
Kellia de Oliveira, de 29 años, no sabe cuándo podrá ser madre. Su
marido no tiene ninguna prisa, pero sobre todo no tiene cómo mantener a
un hijo. “Si no puedo comprar un filete, me compro una salchicha, pero
mi hijo no va a dejar de tomar leche. Cómo mantengo un niño con lo que
entra en casa?”. La renta familiar los coloca en la nueva clase media de
Brasil (clase C), aunque coqueteen con la clase D cuando él, que ahora
gana 1.100 reales (450 dólares), se queda sin empleo, lo que ocurre con
cierta frecuencia. Casi 100 millones de brasileños en edad de trabajar
viven con sueldos parecidos al de Kellia, de tres veces el salario
mínimo, marcado en 724 reales (300 dólares).
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