La Iglesia católica y el resto de credos se oponen a una contabilidad transparente e informatizada impuesta por el Gobierno
Óscar Granados /
México / El País
Del bolsillo roído de su delantal blanco, Lupita Morales —una señora de
69 años— saca una moneda de cinco pesos. Tiene 30 segundos para pasar
frente a la imagen de la Virgen de Guadalupe,
en la Basílica de la Ciudad de México. Mira hacia arriba, se persigna
con la moneda, después deposita su limosna en una de las 28 canastillas
de metal que hay debajo de la pintura. En voz baja hace una oración. “Lo
único que pido es otra oportunidad para mi hijo. Tiene una bala en la
columna y no puede andar desde hace nueve años”, dice esta señora. “No
tengo más dinero y la virgencita sabe lo que le puedo dejar”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario