Rolando Cordera Campos / La Jornada
Pues sí: estamos en
problemas con lo más elemental de la convivencia humana en sociedad, con
la economía, pero la cosa se agrava, porque los que mandan, tanto en la
política formal como en la riqueza, se empeñan en negarlo. El punto de
fuga es por partida doble: la sociedad prefiere no hacer caso de las
señales ominosas resumidas en las cifras de desempleo, ocupación
crítica, empleo informal, etcétera, tal vez porque de hacerlo se
distraería de su tarea fundamental, que con los días se vuelve vital,
que es la supervivencia; mientras que el Estado, el gran resumen de las
relaciones de fuerza y poder en la sociedad, se desgrana en su gran
debate: ¿la deliberación, antes o después del Mundial?
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