Mario
Arriagada Cuadriello / Revista Nexos
Vivimos en uno de los
países más desiguales del continente más desigual del mundo y en un momento
histórico particularmente desigual. También vivimos en uno de los países cuya
economía crece más lento en una región donde varios países han crecido con
relativa rapidez. La combinación de mucha desigualdad con poco crecimiento
económico nos coloca en una situación tremendamente complicada. La
sistematización de nueva evidencia económica ha ido construyendo un consenso
académico que va dejando claro que el modelo de crecimiento económico clásico
no sólo no soluciona la desigualdad, sino que incluso puede empeorarla. También
hay cada vez más estudios fundados que muestran que la desigualdad también
puede, a su vez, tener efectos negativos sobre el crecimiento económico. El
desamparo se ahonda mientras la distancia económica crece. Aquí una reflexión
general sobre las lecciones derivadas de las discusiones recientes acerca de la
desigualdad de ingreso y el crecimiento económico. Ahora que hemos vuelto a
entrar a un momento de recesión, ignorar estas lecciones sería un error.
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