lunes, 1 de julio de 2013

EL BRAZO PRIVADO DEL GRAN HERMANO

Buena parte de los datos que utilizan los espías británicos y estadounidenses los han recopilado empresas del mundo de las tecnologías a las que facilitamos información personal. Su obligación es ser transparentes

Timothy Garton Ash / El País

Las revelaciones de Edward Snowden sobre el aprovechamiento masivo de datos llevado a cabo por los servicios de espionaje de Estados Unidos y Gran Bretaña muestran que la mayoría de las fuentes de las que están extrayéndolos son de propiedad privada. Con frecuencia, se limitan a explotar los montones de datos reveladores que nosotros mismos consentimos en compartir con las grandes empresas del mundo de las tecnologías de la comunicación, normalmente cuando clicamos el botón de “aceptar” en un documento de términos y condiciones legales que nadie se molesta en leer. Lo que nuestros servicios de inteligencia obtienen de forma directa, a través de agentes secretos y espías, es una mínima proporción de lo que obtienen por medios electrónicos de estas fuentes empresariales. La conclusión es evidente: si el Gran Hermano regresara en el siglo XXI, volvería en forma de partenariado público-privado.

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