Cuando Detroit se
declaró en quiebra, o al menos lo intentó (la situación legal se ha complicado),
sé que no fui el único economista que tuvo un mal presentimiento sobre el
probable impacto que tendría en nuestra retórica política. ¿Iba a ser lo de
Grecia otra vez?
Está claro que a
algunos les gustaría que eso ocurriera. Así que dirijamos esta conversación por
buen camino antes de que sea demasiado tarde.
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