miércoles, 31 de julio de 2013

EL COSTO DEL MODELO

Luis Linares Zapata / La Jornada
La crisis global de 2008 tuvo una consecuencia tan inevitable como visible: llevó las contradicciones inherentes al modelo en boga a sus extremos más ríspidos y dañinos para las mayorías. Las desigualdades, consecuencia implícita y consciente de su accionar, además de crecer en desmesura, se han tornado dramáticas a simple vista. Grandes segmentos de la población mundial han sido afectados en su bienestar y sobre todo en sus expectativas de futuro. La narrativa que envolvía los propósitos modélicos va quedando expuesta y ya muestra, sin tapujos, las falsedades que la sostienen. Las versiones emanadas desde las cúspides decisorias ya no son creíbles ni siquiera en sus partes más incipientes. La precariedad es masiva, está ahí, llena de andrajos (ver el último reporte de Coneval). Además, sigue una trayectoria al deterioro indetenible. La legislación laboral (reforma) recién estrenada en varias partes del mundo está diseñada para profundizar sus rasgos más hirientes, más rasposos para la sobrevivencia y la dignidad.

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