- Este no es un año cualquiera. Dos acontecimientos ya programados definirán una buena parte de nuestro futuro político inmediato: la elección presidencial y las presidenciales en Estados Unidos
Un acto de precampaña de la candidata a la presidencia de México Claudia Sheinbaum. CAMPAÑA CLAUDIA SHEINBAUM (EFE)
Antonio Ortuño - El País
Casi todos en este país festejamos el Año Nuevo, sí, pero hay que reconocer que se trata de una mera convención. Todas las formas en que medimos el paso del tiempo lo son. A despecho de lo que dicen los horóscopos y el pensamiento mágico en general, el final de un calendario y el inicio del que le sigue no significa, por sí mismo, ninguna clase de cambio en la realidad.
Mucho se bromea en las redes (y la estadística lo constata) que los propósitos de mejora de los individuos en Año Nuevo, como cuidar su salud, hacer ejercicio, dejar de beber o fumar o, al menos, de hacerlo con exceso, por lo general fracasan al paso de los días o las semanas. El roce de la rutina, el peso de la vida cotidiana es demasiado. Y aunque algunos consiguen sus objetivos, son más quienes se quedan por el camino, porque en México la mera supervivencia (personal, de pareja, familiar, por no hablar de la de negocios, comercios, etcétera) es complicada y absorbe una buena parte de la energía de cualquiera.

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