- La crisis inmobiliaria, la debilidad del PIB y el intervencionismo del Estado lastran al país
- El envejecimiento y el resurgir del proteccionismo frenan su economía
La crisis inmobiliaria, el intervencionismo empresarial, el envejecimiento de la población y las tensiones comerciales debilitan el PIB de China.
Carlos Asensio - Madrid - elEconomista.es
China atraviesa desde 2020 una ya larga etapa de debilidad económica y todos los ojos están puestos en cómo evolucionará en los próximos años la segunda potencia del mundo. Hay poco lugar para el optimismo, porque el gigante asiático no ha experimentado la recuperación que se esperaba tras el fin de las restricciones de la política Covid cero. Y a ello se suman cinco factores que amenazan con ahondar la crisis en los próximos años.
Se identifican con la profunda crisis del sector inmobiliario; el potente control e intervencionismo por parte del Estado a las empresas, sobre todo tecnológicas; una población cada vez más envejecida y las tensiones que vuelven a surgir en el comercio internacional. Todo lo anterior contribuye a un quinto factor, que engloba a los anteriores, resumido en la ya crónica desaceleración que el PIB sufre. Esta última imposibilita que China se mantenga a la cabeza de las economías emergentes por crecimiento, un puesto que le correspondió indiscutiblemente en los años en que avanzaba a tasas del 10%.
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