Claudia Luna Palencia - El Diario de Coahuila
No sé si las actuales generaciones, o al menos la mía, lograremos ver economías desfosilizadas, y llevaremos en hombros un ataúd con el petróleo dentro. Parece una quimera.
El petróleo que ha generado progreso, avances tecnológicos y, por supuesto, guerras, crisis económicas y muchos desequilibrios cuando se rompe la balanza entre la oferta y la demanda. También en parte es culpable del cambio climático.
La batalla emprendida por las economías más industrializadas para reducir su dependencia hacia las energías fósiles y no renovables lleva diversos calendarios: la descarbonización está muy presente como objetivo primordial con planes de cero emisiones ya sea en 2030 o bien después de 2050.
Si el cambio climático es un generador de polémicas –unos lo niegan y reniegan de él y otros, lo llevan al paroxismo de una nueva extinción– las estrategias a su alrededor son igualmente cuestionables: unos muestran unidad y a otros les importa un pepino.
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