- La economía soporta los ajustes por las expectativas de recuperación, que conviene no desalentar
Raymond Torres - El País
Ahora que la desinflación se va afianzando, el impacto en la economía real del actual episodio de endurecimiento monetario se ha convertido en la principal preocupación, de tal modo que cabe preguntarse si no se le ha ido un poco la mano al BCE.
Casi todos los factores de crecimiento se están agotando uno tras otro. El sobreahorro de los hogares ha desaparecido o se ha transformado en un activo financiero poco líquido, al tiempo que el encarecimiento del dinero reduce la demanda de crédito, uno de los determinantes de la inversión. Tampoco cabe esperar un fuerte impulso del exterior: los intercambios internacionales renquean, afectando sobremanera a la industria europea, muy dependiente de las exportaciones (la OCDE prevé un crecimiento escuálido del comercio mundial en los próximos dos años).

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