martes, 21 de noviembre de 2023

MILEI: HUELE A GOLPE

México, SA

  • Menem recargado 
  • Salinas argentino

Carlos Fernández-Vega - Periòdico La Jornada

▲ Un día después de su triunfo en las elecciones, el presidente electo de Argentina, Javier Milei, anunció privatizaciones masivas, incluidas las de Yacimientos Petrolíferos Fiscales y de medios públicos de comunicación, entre otras medidas.Foto Afp

Estoicamente, los argentinos han soportado de todo: golpes de Estado, dictaduras militares, desapariciones, tortura, asesinatos, gobiernos abiertamente sanguinarios y antipopulares, crisis tras crisis y mucho más. Entre lo reciente, en términos históricos, aguantaron a Carlos Saúl Menem (le llamaban Méndez, porque pronunciar su verdadero apellido era de mala suerte), quien les prometió lo mismo que hoy les ofrece Javier Milei (cualquier parecido con la oferta de Carlos Salinas de Gortari y demás neoliberales de Los Pinos no es coincidencia): acceso al Primer Mundo, crecimiento económico, riqueza a manos llenas, privatizaciones por doquier, convertir al país en una potencia mundial, etcétera, etcétera, todo en un paquete denominado Argentina, Sociedad Anónima. El resultado fue desastroso.

Después del peronista de derecha arribó Fernando de la Rúa, el del corralito, que reventó –si algo quedaba– al país y a sus habitantes. Más adelante a la Casa Rosada arribó Mauricio Macri, otro esperpéntico ladrón que no sólo hizo lo propio, sino que heredó una deuda (45 mil millones de dólares) que utilizó para financiar la fuga de divisas de la oligarquía autóctona (su propia familia entre sus componentes) y la factura simplemente la trasladó a los argentinos. Eso y mucho más.

Sin embargo, parece que no fue suficiente para la mayoría de los habitantes de esa nación conosureña, que ahora optó por Javier Milei (con Mauricio Macri en la sombra), un esquizofrénico personaje inflado a más no poder por los medios de comunicación de la oligarquía, quien no tiene otra intención más que rematar a los famélicos argentinos. ¿Qué sigue? Huele a golpe de Estado, especialmente cuando se conoce que la vicepresidenta electa, Victoria Villarruel, hija de un militar torturador, está abiertamente a favor de la dictadura y es negacionista del terrorismo de Estado en tiempos de Videla y demás fauna, a quienes reivindica.

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