- Una vez que el líder se retire, el tema se hace imprescindible, porque ya se habla de los riesgos de que el gobierno de la continuidad siga siendo leal a la izquierda
Jorge Zepeda Patterson - El País
Definir la verdadera filiación política de Andrés Manuel López Obrador es tan complicado como definir a la izquierda. Coinciden sí, en la aspiración fundamental por una sociedad que deje atrás la injusticia social y la pobreza y en su crítica a los privilegios y excesos del capitalismo. Sin embargo, el pensamiento político y social de López Obrador no es el mismo que el de las corrientes de las izquierdas urbanas, sean las de la militancia histórica o las de inspiración socialdemócrata moderna.
Lo anterior viene a cuento por lo que acaba de suceder en la Ciudad de México. Lo que vimos fue una reacción contra la candidatura de Omar García Harfuch de parte de cuadros y militantes que reivindican las banderas ideológicas del movimiento y repudiaron la externalidad del origen político y profesional del ex jefe de la policía. En los medios de comunicación fueron llamados puros o radicales, los propios protagonistas se definían como pertenecientes a la izquierda en contraposición a un candidato que no procedía de ella. Se entendía la preocupación, no están claras sus implicaciones futuras.
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