El sentido y las consecuencias del neoliberalismo, entendido de modo llano como el predominio prácticamente exclusivo de los criterios del mercado en el extenso campo de las condiciones económicas y sociales, está, como bien se sabe, abiertamente cuestionado. Corresponde, ese sistema, a procesos sociales complejos que representan un armazón que se ha tornado altamente conflictivo. Las manifestaciones de ese conflicto son múltiples.
La propuesta del gobierno para acometer el cambio que proclama ha sido expuesta de modo claro y reiterado en numerosas ocasiones, con declaraciones y actos de gobierno. Pero eso no es necesariamente suficiente para superar un estado de cosas que no puede sostenerse como estaba. Y me refiero explícitamente a como estaba antes de las elecciones de 2018 y también a como estaba antes de la pandemia del coronavirus.
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