domingo, 28 de junio de 2020

EL INFIERNO YA LLEGÓ, ¿CÓMO SALIMOS?

Jorge Zepeda Patterson - Sin Embargo
Desde hace tiempo la inseguridad pública y el crimen organizado ganaron la batalla. Primero por precaución y luego por pánico, cercenamos libertades y movimientos en aras de una seguridad que, incluso así, se está haciendo trizas. Casi sin proponérnoslo dejamos de hacer cosas que formaban parte del mundo en el que crecimos. Antes de que el término se pusiera de moda, la violencia impuso una “nueva normalidad” que en realidad fue la capitulación de un modo de vida. Los niños no pueden jugar en la calle, nos está prohibido caminar por las noches, hemos dejado de viajar por carreteras secundarias, las playas solitarias quedaron en el recuerdo, pueblear el fin de semana se transformó en aventura prohibitiva, organizar un picnic más allá de la Marquesa o equivalente, en una osadía, y la posibilidad de acampar en el bosque o en un predio poco menos que un suicidio. Debimos de desarrollar protocolos y logísticas para sacar dinero del banco o del cajero, para hacer ejercicio en la calle, para abrir la puerta de la casa, contestar el teléfono o viajar en Metro o Uber.

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