- El gigante sudamericano vive su primera huelga general en 22 años
- Los cortes de carreteras y las protestas afectan a grandes ciudades de una decena de Estados
- Los sindicatos salen a la calle tras las protestas
civiles
La primera huelga general en Brasil en 22 años, la segunda desde la recuperación de la
democracia, en 1985, supone un claro llamamiento de los trabajadores. Exigen
recibir una mayor tajada de la bonanza económica del gigante sudamericano. El
paro, convocado por el grueso de las grandes centrales
sindicales brasileñas,
se sintió con fuerza en más de 20 grandes ciudades en más de una decena de
Estados. Las organizaciones convocantes, que incluían desde la poderosa Central
Única de Trabajadores (CUT) —afín al gobernante Partido de los Trabajadores (PT) de la presidenta Dilma Rousseff—, hasta el
Movimiento de los Sin Tierra (MST), no solo reivindican mejoras laborales, sino
también más inversión en educación, sanidad, y una reforma agraria en un país
de grandes latifundios.
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