Luis Rubio / El Siglo de Torreon
La obsesión por elevar la recaudación fiscal me recuerda la película Los
millones de Brewster, de Richard Pryor. Brewster recibiría una enorme
herencia pero sólo si se gastaba 30 millones en un mes; si no, la
perdería. El objetivo de quien le heredaba era enseñarle el valor del
dinero. Parece fácil pero, como ilustra la película, es tremendamente
difícil gastar tanto dinero en tan poco tiempo, al menos para gente
normal. Pero para los gobiernos y políticos jamás hay límite a lo que
pueden imaginarse poder gastar. Por eso les es mucho más fácil buscar
formas de elevar la recaudación que justificar la racionalidad del gasto
que dan por natural.
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