Isain Mandujano / Proceso
La voracidad demostrada por Juan Sabines y sus más cercanos colaboradores en el gobierno de Chiapas debería causar asombro e indignación. Más todavía cuando trascendió que manipuló a diputados del Congreso local para que autorizaran, de último minuto, reformas que lo blindan pues impiden que sea llamado a cuentas en cualquier investigación administrativa o penal que se relacione con su desempeño como gobernador. Al final de su mandato sólo dejó deudas y un desorden sin precedente en la entidad.
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