El déficit público es, en esencia, la diferencia entre los ingresos y
los gastos públicos. Lo que se ha de pagar, independientemente de cómo se
compute. Está bien expresado que el déficit público español en 2012 fue del
10,2% del PIB (según cálculos provisionales de la Comisión Europea), del cual
más de tres puntos corresponden a las inyecciones de dinero público de ayudas a
la banca, que ya se han perdido. Y está mal dicho, como hizo Rajoy en el debate
sobre el estado de la nación, que el déficit público de 2012 sea inferior al
7%, pues no contabiliza las ayudas perdidas a la banca que hay que pagar con
cargo a los impuestos. Que son una socialización de pérdidas.
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