La publicación de la Encuesta de Población Activa (EPA) para el
conjunto del pasado año arroja una luz esclarecedora sobre las consecuencias de
la recesión económica por la que atravesamos. A pesar de la gravedad de los
datos, hay algunos signos que podrían indicar que lo peor tal vez haya pasado.
No quiere ello decir que haya síntomas de reactivación en el empleo: a lo más
que podemos aspirar este año es a que la caída de la ocupación se frene. No es
mucho, pero por lo menos es algo en el difícil panorama actual.
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