Andrés Oppenheimer - El Siglo de Durango
Todos deberíamos desearle suerte al presidente electo, Donald Trump, y que su gobierno sea exitoso.
Pero, al mismo tiempo, sus recientes declaraciones y nombramientos deberían poner a todo el mundo en guardia contra posibles abusos del poder, la destrucción a cámara lenta de la democracia y una ola de corrupción masiva.
Para dejarle en claro de entrada, no estoy entre quienes creen que Estados Unidos se convertirá de la noche a la mañana en una autocracia.
El autócrata turco Recep Tayyip Erdogan tardó dos décadas en desmantelar las instituciones independientes de su país, y el presidente húngaro Viktor Orban, un aliado cercano de Trump, necesitó un tiempo parecido para acumular poderes casi absolutos en su país.
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